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Estas son de las preguntas que los padres y madres se hacen con mayor regularidad, cuando observan algún problema, tanto en la simetría de la cabeza, como en la movilidad cervical del bebé.
Es importante saber que ante cualquier alteración de estas características, es necesario realizar la valoración pertinente para poder descartar alguna patología, o en caso contrario, si es susceptible de realizar un tratamiento rehabilitador.
Una de las patologías más frecuentes hoy en día, que presentan un pronóstico muy favorable con el tratamiento fisioterápico y osteopático, es la plagiocefalia posicional (deformación craneal), que se manifiesta por un aplanamiento en la zona posterior de la cabeza del lactante, normalmente de un lado, viéndose asociada o no a tortícolis congénita (incapacidad del bebé para rotar la cabeza por igual a ambos lados).
Ambas se suelen manifestar en los primeros meses de vida, por lo que es importante acudir a un especialista en el caso de encontrar alguna asimetría.
Hay que tener en cuenta que los bebés prematuros tienen mayor riesgo de padecer deformaciones, dado que los huesos del cráneo se fortalecen y consolidan durante las 10 últimas semanas de gestación, por lo que habrá que cuidar en especial las posiciones de decúbito supino (boca arriba) en estos casos.
La mejor manera de valorar es una simple observación de la deformidad del cráneo y la cara. La plagiocefalia produce una cara asimétrica, que está presente en todos los estados de conducta: llanto, alerta y sueño.
El examen del cráneo se realizará a vista de pájaro (desde arriba), donde se apreciará que la cabeza dibuja un paralelogramo, encontrando una oreja más adelantada que la otra.
A parte de la forma del cráneo y/o pérdida de la movilidad del cuello, hay síntomas asociados a las deformaciones craneales, como:
- Somnolencia: el bebé se encuentra menos alerta de lo normal.
- Aumento de la irritabilidad: llanto fuerte.
- Mala alimentación.
- Vómitos explosivos.
- Ojos prominentes.
- Retraso del desarrollo.
A la pregunta:¿cuándo debo empezar un tratamiento rehabilitador para mi bebé? La respuesta es: Lo más precoz posible, y es por una sencilla razón, el cráneo del bebé es muy flexible, presentando suturas y fontanelas.
Estas suturas y fontanelas provocan que los huesos permanezcan separados, algo imprescindible para su paso por el canal del parto.
Las suturas (tejido fibroso que conecta los huesos del cráneo) y fontanelas (espacios blandos que se encuentran entre los huesos del cráneo) son necesarias para el desarrollo y crecimiento del cerebro del recién nacido, durante el parto, la flexibilidad de estas fibras permite que los huesos superpongan sus bordes, para facilitar el paso de la cabeza a través del canal del parto, evitando que el cerebro se comprima y se lesione, esta flexibilidad también permite que el cerebro crezca rápidamente sin constricción, protegiéndolo de los impactos menores cuando está empezando a aprender a levantarla, voltear y sentarse.
Durante el primer año de vida el cerebro triplica su talla y continua creciendo rápidamente hasta los 6 – 7 años, el crecimiento del cerebro desplaza la cubierta frontal, parietal y occipital (hueso anterior, superior y posterior del cráneo) en presencia de suturas abiertas.
Los huesos del cráneo permanecen separados hasta los 12 – 18 meses de edad aproximadamente, luego se fusionan y permanecen así durante toda la vida adulta. Por esta misma razón, cualquier tratamiento craneal deberá realizarse antes del cierre de estas suturas, es decir, antes de cumplir el primer año de vida, siendo aconsejable antes de cumplir el tercer mes de vida, ya que el pronóstico es más favorable.
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Fuente de la imagen: efisioterapia.net