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Actualmente existe una tendencia a realizar las denominadas cesáreas programadas o electivas.
Como se comentó en blogs anteriores, el cuerpo de la mujer sufre muchos cambios durante el embarazo que la predisponen a sufrir dolor lumbar1, como son: aumento de peso, anteriorización del centro de gravedad, aumento de la elasticidad en los ligamentos, disminución del control neuromuscular del tronco y miembros inferiores…
Estos cambios tienden a solucionarse, en mayor o menor medida, de forma natural tras el parto. Este tiempo de recuperación va a depender de varios factores, entre ellos de la forma de dar a luz, comprobándose una recuperación más tardía en los partos por cesárea frente a los partos vaginales.
Hasta ahora parecía lógico pensar que con la césarea, al no pasar el bebé por el canal del parto, el suelo pélvico no sufría y se disminuía por tanto el riesgo de incontinencia urinaria. Recientemente han salido estudios que demuestran una incidencia de incontinencia urinaria similar tanto en el parto vaginal como en la cesárea, ya sea esta de urgencia o programada. Esto se explica por el peso que tiene que soportar el suelo pélvico durante todo el embarazo, tanto del bebé y de las vísceras pélvicas como las presiones que recibe de los esfuerzos que realiza la madre, al encontrarse adelantado el centro de gravedad por la nueva postura que adapta la mujer embarazada. Lo único que se evita con la cesárea son las heridas en el periné como consecuencia de desgarros y/o episiotomías.
Por otra parte, los riesgos a los que se somete una mujer con la cesárea son varios: necesidad de transfusión sanguínea, histerectomía, adherencias cicatriciales, prolongación de la estancia en el hospital…
En cuanto a los siguientes partos, con una cesárea previa existe más riesgo de tener: placenta previa, ruptura uterina, histerectomía periparto, infertilidad, dolor pélvico crónico, obstrucción intestinal…
Como consecuencias físicas de la cesárea, nos encontramos principalmente con el dolor lumbopélvico de varios meses de evolución, debido a la incisión abdominal. Ésta produce un daño e inhibición de la musculatura profunda del abdomen (transverso abdominal) y un mayor reclutamiento de la musculatura superficial (recto del abdomen, oblicuo interno y externo), evidenciado en varios test (test de estabilidad sacro iliaca y test de elevación de la pierna recta). Se ha visto además que al manejar cargas pesadas también existe más debilidad y dolor lumbar en mujeres con cesáreas frente a las que tuvieron un parto vaginal 3.
Todo esto no quiere decir que se dejen por completo de hacer cesáreas, ya que en algunos casos es estrictamente necesario para preservar la vida de la madre y/o el bebé, pero es importante tener en cuenta estos riesgos y factores a la hora de querer elegir la cesárea como forma de parto sin existir una necesidad real.
¿Cómo es el tratamiento en casos de cesárea programada?
PREPARTO:
Comienza desde el momento en el que se está embarazada, aunque se sepa que va a terminar siendo cesárea. Se ha demostrado que pacientes que tienen una buena postura y realizan actividades como pilates para embarazadas, su recuperación posparto es más rápida4.
La preparación al parto sería similar que en los casos de parto vaginal, con la única diferencia de no realizar un trabajo de pujos en aquellos casos de cesárea programada cuando se sabe antes de la semana 36.
POSTPARTO de CESÁREA:
Primeros días:
– Una vez se retiren las grapas, se deben dar masajes al lado de la cicatriz con los dedos paralelos a ella. Se puede aplicar aceite de rosa de mosqueta o rico en vitamina E.
– Realizar espiraciones profundas abdominales e ir adoptando progresivamente una posición de prono o boca abajo hacia esfingue.
– Realizar contracciones del transverso abdominal en varias posturas que no sean dolorosas, como el decúbito lateral y la cuadrupedia, solo solicitándolo al soltar el aire.
A las tres semanas es importante acudir al fisioterapeuta ginecológico para que te realice una valoración e iniciar el siguiente tratamiento:
– Masaje miofascial en cicatriz.
– Drenaje linfático en torno a la cicatriz y en miembros inferiores.
– Osteopatía visceral para liberar adherencias.
– Inducción miofascial.
– Ejercicios de control motor lumbopélvico.
Segunda fase de tratamiento al mes y medio:
– Hipopresivos y Pilates, no se recomienda hacer un abdominal clásico de elevar el tronco hasta pasados los 6 meses.
En el centro médico y de rehabilitación Premium Health & Sport realizamos tanto la preparación al parto adaptada a todos los tipos de nacimiento como el tratamiento en el postparto hasta conseguir una incorporación a la actividad física habitual.
BIBLIOGRAFÍA:
1. Chia, Yuan-Yi, et al. «Risk of Chronic Low Back Pain Among Parturients Who Undergo Cesarean Delivery With Neuraxial Anesthesia: A Nationwide Population-Based Retrospective Cohort Study.» Medicine 95.16 (2016)
2. Nelson, Richard L., et al. «Cesarean delivery for the prevention of anal incontinence.» The Cochrane Library (2010).
3. Kwon, Yu-Jeong, et al. «How Different Modes of Child Delivery Influence Abdominal Muscle Activities in the Active Straight Leg Raise.» Journal of physical therapy science 26.8 (2014): 1271.
4. Bastiaenen, C. H., de Bie, R. A., Vlaeyen, J. W., Goossens, M. E., Leffers, P., Wolters, P. M., … & Essed, G. G. (2008). Long-term effectiveness and costs of a brief self-management intervention in women with pregnancy-related low back pain after delivery. BMC pregnancy and childbirth, 8(1), 19.