
Lesión del ligamento cruzado anterior: tratamiento y rehabilitación
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El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los cinco ligamentos principales que estabilizan la rodilla, jugando un papel crucial durante actividades dinámicas como el deporte. La rotura del LCA es una lesión común en deportes que implican cambios rápidos de dirección, como el fútbol, baloncesto y esquí. Este tipo de lesión puede ser parcial o completa, dependiendo de la gravedad.
Tabla de contenidos
¿Cómo se produce una rotura de LCA?
La rotura del ligamento cruzado anterior se produce al realizar un giro y desplazamiento anterior de la tibia, con el pie fijado en el suelo, superando los límites fisiológicos de elasticidad y resistencia del ligamento cruzado anterior.
La rotura puede ser parcial o completa. En el caso de que la rotura sea parcial, el tratamiento de rehabilitación consistirá inicialmente en bajar la inflamación para facilitar la regeneración del ligamento cruzado anterior y estabilizar todo el complejo articular en su conjunto. Para ello, potenciaremos la musculatura que controla la rodilla (cuádriceps, isquiotibiales, aductores y gemelos), prestando especial atención en el cuádriceps, a su comportamiento y características en acciones de cadenas cinéticas cerradas y abiertas (1,2), insistiendo generosamente en el trabajo de propiocepción y funcional de fuerza.
Pinchando en el siguiente enlace puedes ver una amplia variedad de ejercicios de rodilla.
Diagnóstico de la rotura del LCA
El diagnóstico de una rotura del LCA suele realizarse mediante una combinación de pruebas clínicas y pruebas complementarias. Los tests físicos más comunes incluyen:
- Test de Lachman: el más preciso para evaluar la estabilidad del LCA.
- Test del Cajón Anterior: ayuda a determinar el grado de desplazamiento de la tibia.
- Pivot Shift Test: útil para detectar lesiones en el LCA en casos más complejos.
A pesar de la precisión de estos tests, un resultado negativo no descarta completamente la lesión. En estos casos, una resonancia magnética (RMN) es esencial para obtener una imagen detallada del daño.
¿Cuál es el mejor tratamiento?
El tratamiento de la rotura completa del ligamento cruzado anterior es quirúrgico, salvo que el paciente sea de una edad media – avanzada (>50 años) y su demanda u objetivo sea llevar una actividad liviana y de baja carga. Existen distintos tipos de cirugía, los más usados son el procedimiento T2 o T4 (se usan los tendones del semitendinoso y recto interno de la rodilla del propio paciente) y el HTH (se utiliza el tendón rotuliano junto con un fragmento de hueso de la rótula y de la tibia, puede ser del propio paciente o de cadáver).
Actualmente a nuestros centros Premium Health & Sport acuden un amplio número de casos de pacientes intervenidos de ligamento cruzado anterior, obteniendo unos excelentes resultados en el tratamiento y cumpliendo con los plazos marcados de su recuperación. Además de todo ello, estamos demostrando y avalamos que una rehabilitación prequirúrgica es fundamental para una rápida y mejor recuperación postquirúrgica, contribuyendo al debate existente en el ámbito científico acerca de la eficacia de la terapia física supervisada (1).
Rehabilitación de rotura del ligamento cruzado anterior
Para la rehabilitación tras la cirugía de la rotura del ligamento cruzado anterior podemos establecer como propuesta los siguientes periodos divididos por semanas:
Comienzo del tratamiento a los 7 días de la cirugía. En estos primeros 7 días, y atendidas la recomendaciones al alta por parte del cirujano o traumatólogo, el paciente debería apoyar la pierna sin cargar peso en ella, aplicar crioterapia o hielo cada 2-3 horas 10 min, combinado todo ello con medidas antiinflamatorias y analgésicas (1) así como con la realización de ejercicios isométricos de cuádriceps, ya que son seguros desde la primera semana (1).
Del 10º día a 3ª semana el objetivo es disminuir inflamación y derrame intra- extra- articular, ganar movilidad articular de la rótula de forma pasiva, conseguir extensión completa de rodilla a 00, e iniciar el trabajo de tonificación muscular. Una vez confirmada que la marcha es dinámica y correcta, está indicado la retirada de una muleta.
De la 3ª a la 6ª semana, retirada de la segunda muleta (4ª semana) para realizar marcha funcional, con el objetivo de ganar movilidad articular entre 1200-1300 y tonificación muscular, como el comienzo de ejercicios excéntricos, a partir de la tercera semana, y de cadena cinética abierta, a partir de la 4ª semana, con una angulación especifica (1,2). Eliminación de la inflamación y edema.
De la 6ª a la 8ª semana, balance articular completo, tonificación muscular, trabajos propioceptivos en cadena cinética cerrada.
De la 8ª a la 12ª semana, potenciación muscular progresiva, respetando tiempos de cicatrización del neoligamento, trabajo en bicicleta estática, elíptica y propiocepción.
De la 12ª a la 16ª semana, potenciación muscular intensa puesto que ya se ha producido una buena cicatrización ósea y de la plastia, ejercicios propioceptivos de mayor dificultad y carrera continua progresiva.
A partir de la 16ª semana, vuelta progresiva a su actividad deportiva, donde deberemos continuar con la restauración de la función muscular y alteraciones biomecánica, con la finalidad de prevenir recidivas (1).
- Los plazos de tiempos que aquí se han mostrado son orientativos y se ajustarán en función del tipo de cirugía, la progresión y la actividad física que desarrolle el paciente.
- En todo momento, el proceso de recuperación y plan de tratamiento deberá ser supervisado y controlado por su fisioterapeuta para asegurar la calidad del mismo.
En Premium Health & Sport somos especialistas en lesiones de ligamento cruzado anterior desde la fase previa a la cirugía hasta su vuelta al deporte. Más de 300 casos al año nos avalan. Cuéntanos tu caso.
Fisioterapia y readaptación deportiva
La rehabilitación fisioterapéutica juega un papel fundamental en la recuperación, independientemente de que el tratamiento sea conservador o quirúrgico. El objetivo principal de la fisioterapia es restaurar la fuerza, movilidad y estabilidad de la rodilla. Durante el proceso, se debe prestar especial atención a la funcionalidad del cuádriceps y los músculos estabilizadores.
La readaptación deportiva es esencial para el regreso a las actividades físicas y deportivas, y debe estar supervisada por un especialista en medicina deportiva. El plan de rehabilitación debe incluir ejercicios específicos para mejorar la fuerza, estabilidad y agilidad de la rodilla.
Bibliografía:
- Van Melick N, Van Cingel REH, Brooijmans F, Neeter C, Van Tienen T, Hullegie W, et al. Evidence-based clinical practice update: Practice guidelines for anterior cruciate ligament rehabilitation based on a systematic review and multidisciplinary consensus. Br J Sports Med. 2016;50(24):1506–15.
- Perriman A, Leahy E, Semciw AI. The Effect of Open- Versus Closed-Kinetic-Chain Exercises on Anterior Tibial Laxity, Strength, and Function Following Anterior Cruciate Ligament Reconstruction: A Systematic Review and Meta-analysis. J Orthop Sport Phys Ther [Internet]. 2018;48(7):552–66. Available from: https://www.jospt.org/doi/10.2519/jospt.2018.7656
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