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La propiocepción nos habilita para verificar cuál es la orientación espacial de nuestro cuerpo o de parte del cuerpo en el espacio, la sincronización de los movimientos y su velocidad, la fuerza ejercida por nuestros músculos y cuánto y a qué velocidad se contrae un músculo.6,7,8,9
Es importante en los movimientos comunes que se realizan a diario, es decir, es la que nos permite saber si tenemos las piernas cruzadas en este momento aunque no las podamos ver porque están debajo de la mesa.6,7,8 También es especialmente importante en los movimientos deportivos que requieren un mayor nivel de coordinación.4,6,9
La propiocepción mantiene la estabilidad articular bajo condiciones dinámicas, proporcionando el control del movimiento deseado y la estabilidad articular. La coordinación apropiada de la coactivación muscular (agonistas – antagonistas) atenúa las cargas sobre el cartílago articular. Es entonces, la mejor fuente sensorial para proveer la información necesaria para mediar el control neuromuscular y así́ mejorar la estabilidad articular funcional6.
Depende de estímulos sensoriales tales como: visuales, auditivos, vestibulares, receptores cutáneos, articulares y musculares.9 Por ejemplo, en la rodilla o el tobillo es determinada principalmente propioceptores y mecano receptores articulares (Ruffini, corpúsculos Pacini, terminaciones nerviosas libres, órganos tendinosos de Golgi)
Los déficits en el control neuromuscular dinámico en la estabilidad de la articulación en los tres ejes de movimiento, puede contribuir a la diferencia de lesiones que se presenta entre los hombres y las mujeres atletas, siendo estas lesiones en la rodilla de 6 a 8 veces mas frecuentes en el sexo femenino debido a la laxitud ligamentosa.5
El acondicionamiento neuromuscular, es un factor altamente protector para disminuir la incidencia de lesiones y factores tan importantes como el tiempo de reacción muscular ante situaciones de estrés articular, como la minimización del tiempo para alcanzar fuerzas estabilizadoras en las articulaciones son elementos esenciales para la prevención de lesiones.
Por lo tanto, la propiocepción interviene en procesos de:
- Discriminación y localización de partes del cuerpo en el espacio.
- Graduación de la fuerza de contracción.
- Timing del movimiento.
- Contribuye al desarrollo de las reacciones de enderezamiento
- Transferencias de peso.
- Funciones manuales.
- Habilidad de soporte.
Se llama disfunción propioceptiva cuando la habilidad de recibir la información desde las terminales nerviosas de músculos, tendones y articulaciones, y poder integrarla en el cerebro está alterada.
Cuando existe una disfunción del sistema propioceptivo se puede:
- Caminar con mucha tensión o débilmente.
- Agarrar objetos demasiado firme o débilmente.
- No percibir cambios posturales en el cuerpo, ni de forma estática ni dinámica.
- Ser torpe e ir cayéndose o chocándose con objetos.
- Parecer débil.
- Estar siempre en tensión aun siendo una postura cómoda como puede ser estar sentada en el sofá de casa.
- Falta de fluidez en las secuencias de movimiento.
- Debilidades musculares.
En una lesión neurológica, traumática, deportiva y tras una intervención quirúrgica siempre se produce una disfunción propioceptiva más o menos elevada. Una buena evaluación y un tratamiento ayuda a una mejor recuperación del paciente, en calidad y tiempo de evolución. De ahí́ la importancia de establecer un diagnóstico y tratamiento efectivos que disminuyan las secuelas de las lesiones.
En Premium Health & Sport, contamos con un amplio equipo de profesionales que trabajan de manera multidisciplinar desde la fisioterapia, la medicina, la podología y la actividad física con mucha experiencia en tratar pacientes con alteración en el sistema propioceptivo.
Bibliografía
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