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La malformación más común y compleja del pie zambo es la denominada pieequinovaro congénito idiopático. Se puede dar en un pie o en ambos, afectando a las articulaciones tibiotarsiana y mediotarsiana, en la que se produce una desviación alrededor de los diferentes ejes del pie, provocando un desequilibrio entre los diferentes puntos de apoyo del pie.
En el pie zambo se establece una desviación del pie en : supinación, aducción y equino (flexión plantar) secundarias a la retracción de las estructuras blandas y la propia deformidad ósea. Esta deformidad ósea afecta principalmente el tarso superior, pinza maleolar y articulación de Chopart.
Aunque las causas de esta deformidad han sido estudiadas y se han descrito diversas alteraciones en la vascularización, musculatura, ligamentos, huesos y alteraciones neurogénicas, en la que se describe que las alteraciones primitivas del colágeno son las que provocan la retracción y las deformidades, no hay estudios concluyentes que describan la etiología de la patología.
Se sabe que en la mayoría de los caso existe un componente hereditario, y no se descarta que pueda existir una mala posición intrauterina durante el desarrollo del feto. Cualquier interrupción o desequilibrio durante la fase de desarrollo normal de la tibia, puede provocar la formación de un pie zambo.
Las estructuras blandas que se encuentran principalmente afectadas son: el tibial anterior, extensor del dedo gordo y extensor común de los dedos, que se hayan mal posicionados en la parte medial (interna) del pie,atrofia de la musculatura peroneal junto con una retracción del tendón de Aquiles, del tibial posterior y de los tendones de los flexores largos de los dedos.
En cuanto al objetivo de tratamiento, es dar la mayor funcionalidad posible al pie zambo o pies zambos del recién nacido, para que en el momento que el bebé siga su desarrollo, consiga establecer un apoyo podal óptimo para una marcha bípeda correcta. Si no tratamos el pie zambo, la deformidad se instaura y se agrava con los años, provocando una deformidad funcional severa. Para ello es imprescindible comenzar un tratamiento ortopédico y de fisioterapia lo antes posible, para aprovechar la elasticidad de los tejidos a esa edad, siendo así más favorable el pronóstico de recuperación.
Los objetivos marcados en la rehabilitación son:
- Reducir articulaciones luxadas o subluxadas.
- Mantener los grados articulares conseguidos.
- Reequilibrar las fuerzas tonificando, relajando, elongando y estimulando las estructuras.
- Alcanzar la máxima corrección posible, logrando un perfecto equilibrio y una marcha correcta.
- Mantener la corrección, evitando recidivas.
El tratamiento consiste en realizar movilizaciones que pretenden relajar las estructuras rígidas que supinan el pie, seguido de una estimulación activa de los eversores del pie (peroneos), estimulación de los extensores del pie y elongar pasivamente el tríceps sural ( gemelos y sóleo) para corregir el equino. Todo ello combinado con tratamientos conservadores ortopédicos como yesos, botas, vendajes funcionales, etc.
En cuanto a la realización de un tratamiento quirúrgico, dependerá de la gravedad de la deformación inicial, falta de evolución favorable del tratamiento conservador, niños de 3 años de edad en adelante y la necesidad de una elongación del tendón de Aquiles. La mayoría de los autores coinciden que si no se logra una evolución favorable entre los 3 y 6 meses de edad se derivará a cirugía.
El pronóstico dependerá de la precocidad en el diagnóstico y aplicación de un tratamiento de fisioterapia, siendo fundamental la colaboración familiar para realizar ejercicios a diario.
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Fuente imágen: http://carolinaherreraruiz.blogspot.com.es/