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Se denomina neuroma de Morton al engrosamiento de un nervio denominado interdigital, que, como su nombre indica, discurre entre los dedos del pie, en este caso entre el tercer y cuarto metatarsiano (80% de los casos) aunque en ocasiones se puede presentar entre el segundo y tercer metatarsianos.
La aparición de este neuroma es más común en las mujeres que en los hombres y aunque su causa exacta se desconoce, se cree que algunos factores como el uso de un calzado apretado o con la punta estrecha, el uso de tacones, un pie plano o pie flexible o bien dedos en martillo, pies cavos y juanetes pueden jugar un papel muy importante en su desarrollo, ya que comprimen este nervio entre el suelo, los metatarsianos y el ligamento intermetatarsiano que forma el techo de dicho espacio. Otras posibles causas de su aparición son las actividades que involucran la irritación reiterada de la base del pie, como por ejemplo correr o los juegos de raqueta así como una lesión y/o traumatismo en la zona.
Los síntomas del neuroma de Morton se dan gradualmente y entre ellos encontramos: hormigueo en el espacio entre el tercer y cuarto metatarsiano, calambres en los dedos del pie, dolor punzante y/o ardor en la región metatarsiana que se incrementa al andar, con el uso de zapatos y al presionar sobre el área e incluso sensación de una pequeña china en la base del pie.
En Premium Health & Sport podemos ofrecerle el primer tratamiento a emplear que consiste en tratar de forma conservadora el neuroma, mediante sesiones de fisioterapia que le ayudarán tanto a reducir la inflamación del nervio como a disminuir el atrapamiento del mismo entre la base de los metatarsianos, mediante ejercicios personalizados para cada tipo de pie. Dentro de este tratamiento conservador, también resulta de gran utilidad el uso de plantillas individualizadas según el caso de cada paciente así como modificaciones en el calzado (zapatos con puntera ancha y sin tacón) y en aquellas actividades que ocasionen una presión reiterada en el neuroma, hasta que este trastorno mejore.
No olvidaremos tampoco valorar el estudio de la biomecánica de la marcha y alteraciones propias del pie mediante el servicio podológico del que disonemos.
Sólo en caso de agotar todas las posibilidades del tratamiento conservador, se podría pasar al tratamiento quirúrgico que consistiría en la sección del ligamento intermetatarsiano y nunca la extirpación del nervio.