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El sistema linfático el cual no ha sido estudiado hasta hace apenas dos siglos debido a su rápida desintegración en cadáveres, se ha revelado como uno de los sistemas más importantes del cuerpo, asegurando la producción de células defensivas y colaborando estrechamente con el sistema circulatorio en el transporte y eliminación de las sustancias de deshecho del organismo.
Consta de una serie de órganos (timo, bazo, amígdalas, médula ósea roja), encargados de la producción de los linfocitos y de un sistema de vasos que transcurre paralelo a las principales venas del cuerpo y por el que circulan moléculas demasiado pesadas para ser absorbidas y transportadas por el torrente circulatorio. Además, circulan por el sistema linfático otras sustancias que sufrirán una depuración en su paso por los distintos componentes del sistema linfático. De esta manera, ayuda también a mantener la homeostasis (el equilibrio) en los tejidos orgánicos y a regular este flujo intersticial.
En ocasiones el sistema linfático no funciona correctamente, puede deberse a multitud de causas, destacamos principalmente:
– Tumores: Linfedemas en brazos y piernas secundarios a la retirada de ganglios linfáticos por existir una masa tumoral en ellos o próximos a estas estructuras.
– Displasia o aplasia ganglionar, esto es, la falta o malformación de ganglios linfáticos en una o varias partes del cuerpo.
– Contusiones o traumatismos, ante una lesión de cualquier tejido del cuerpo se puede producir la rotura de un vaso linfático, o simplemente, la respuesta que genera el cuerpo para reparar los tejidos lesionados puede llevar a generar un edema en la zona.
– Infecciones: una infección supone un exceso de «trabajo» para este sistema linfático, puesto que este sistema es el encargado de eliminar todas las sustancias de deshecho que se producen durante y tras la infección.
El fallo del sistema linfático ocasiona un edema, el cual puede clasificarse de distintas maneras, pero principalmente distinguiremos entre edema agudo o crónico, en función del tiempo que lleve formado y de la consistencia del mismo (si está «duro o blando»). Un edema es la acumulación de líquido linfático (linfa) entre las distintas capas de tejido superficial (espacio intersticial).
El drenaje linfático manual, es una técnica de fisioterapia que actúa sobre el sistema linfático ayudando a regular el flujo intersticial, es decir, la cantidad de linfa (así se denomina al líquido que circula por el sistema linfático) que existe entre los tejidos más superficiales, la piel, el tejido celular subcutáneo y primeras capas fasciales. El objetivo drenar la capa más superficial de este sistema donde el líquido intersticial es absorbido y pasa a circular a través de sus conductos y ganglios. Es decir, con el drenaje linfático manual lo que buscamos es reducir o eliminar el edema. Si quieres más información sobre el Drenaje linfático manual consulta nuestro blog sobre este tema.