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Ya hemos hablado en otro artículo acerca de la fisiología del dolor. Sigamos profundizando en ello. Lo definíamos comouna sensación de disconfort que nos advierte ante un posible daño real o potencial para nuestro cuerpo. El dolor tiene varias dimensiones:
- Sensorial – discriminativo. Recoge las cualidades de la sensación de dolor: localización, intensidad, cualidad, duración etc.
- Cognitivo – evaluador:a la percepción le sumamos lo que pensamos de su significado, una interpretación, que se basa también en experiencias previas.
- Afectivo – emocional:se refiere a nuestras emociones (estado de ánimo), y a cómo influyen éstas en la interpretación de la sensación.
Respecto a las cualidades del dolor, son diferentes en el dolor nociceptivo que en el dolor que ha evolucionado a neuropático.
El dolor de tipo nociceptivo (el dolor “normal”, sin la interpretación del propio sujeto, creencias y circunstancias que lo rodean), es el primer dolor que sentimos ante una agresión y que tiene una función de alerta ante este daño real o potencial, sintiéndose como un pinchazo, presión etc. Suele ser rápido, de fácil localización y tiene una correspondencia con la intensidad del estímulo que lo ha provocado. Generalmente este dolor no tiene componentes afectivos.
Hasta aquí sería el funcionamiento fisiológico “normal”: un estímulo provoca una respuesta inflamatoria, que despolariza la neurona y envía información de dolor hacia la médula y corteza cerebral .Hay otro tipo de dolor “lento”, dolor sordo, que es más difuso, mal localizado, generalmente inflamatorio, de más larga duración que el primero. Este dolor se denomina también inflamatorio porque suele asociarse a procesos de inflamación mantenida en la zona lesionada. Este segundo tipo de dolor, mantenido en el tiempo, puede evolucionar a dolor neuropático. Y de ello va a depender también si le vamos añadiendo consideraciones cognitivas negativas (“este dolor significa que me he hecho un gran daño”, “se parece al de fulanito que no se curó, no puedo hacer nada para mejorarlo…”) y emocionales (estado de ánimo bajo por no poder hacer vida normal, culpabilidad, resentimiento…).
Cuando este dolor se produce es porque hay alteración de las vías nerviosas (nervio periférico, reorganización de la corteza cerebral) y de los mecanismos de producción del dolor (neurotransmisores, sustancias proalgésicas, pérdida de mecanismos habituales de modulación del dolor…).
El dolor neuropático, a nivel sensorial, provoca sensaciones de cualidad diferente. No sólo la localización es más difusa. Las características pueden ser de tipo hormigueo, quemazón, acorchamiento. Podemos encontrar alteraciones en el umbral del dolor (umbral: cantidad de estímulo que necesitamos para sentir dolor), hiperalgesia (respuesta aumentada de dolor ante un estímulo), alodinia (el dolor aparece con estímulos que no deberían ser dolorosos, por ejemplo un roce o el contacto de la ropa), o incluso anestesia de la zona afectada. Persiste en ausencia de lesión e incluso cuando nunca la ha habido. Ya no posee una función protectora. A veces también se le asocian alteraciones del sueño y transtornos psicológicos.
Algunos síndromes cursan con dolor de estas características:
Conocer estas características nos ayuda a conocer a qué tipo de dolor nos enfrentamos y así enfocar el tratamiento de forma adecuada. La información sobre por qué se produce el dolor del paciente es un primer paso en el tratamiento del dolor neuropático pues permite al paciente y al terapeuta a enfrentarlo mejor y a desligarle de los componentes cognitivos y emocionales negativos que lo aumentan y cronifican.
Desde el Centro Médico y de Rehabilitacion Premium Health & Sport queremos ayudar a mejorar el dolor de estos pacientes. Estamos a su disposición para ello.