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Esguince mal curado
¿Qué es un esguince?
Los esguinces de tobillo son una de las lesiones musculoesqueléticas más comunes y que tiene una incidencia altamente particular en las personas físicamente activas, pero que afectan tanto a la población en general como en deportistas. Es una lesión que suele afectar más a mujeres que a hombres por la laxitud ligamentosa y en concreto a mujeres adolescentes más que en población adulta. Datos epidemiológicos estiman que el 80% de las personas sufrirán un esguince de tobillo a lo largo de su vida [1] [2].
El esguince de tobillo se caracteriza por el estiramiento o rotura de los ligamentos de dicha articulación, aunque menos del 15% de los esguinces van acompañados de una fractura del tobillo-pie, por lo el daño principal se produce a nivel de tejidos blandos. Existen diferentes tipo de esguinces entre los que encontramos esguinces que afectan a la sindesmosis (ligamento tibiofibular anteroinferior o del ligamento tibiofibular posteroinferior), esguinces que afectan a los ligamentos mediales (deltoideo) o esguinces que afectan a los ligamentos laterales, siendo estos últimos los más frecuentes con más un 75% y que generalmente afectan a 2 ligamentos, ligamento peroneo-astragalino anterior y peroneo-astragalino posterior [2].
¿Existe esguince mal curado? ¿Qué es realmente?
Tras un primer esguince de tobillo si no se realiza un buena rehabilitación y tratamiento del mismo, el esguince no termina de estar recuperado del todo y ocurre lo que se conoce coloquialmente como “esguince mal curado”; y es que uno de los factores de riesgo más importantes para volver a desarrollar un esguince de tobillo es haber sufrido anteriormente uno.
Realmente un esguince mal curado es una patología llamada inestabilidad crónica de tobillo (Chronic Ankle Instability), que se caracteriza por una laxitud e inestabilidad mecánica que puede desarrollarse tras un esguince de tobillo inicial o tras varios lesiones múltiples que afecten a la misma estructura y que además afecta y limitada a la hora de realizar actividades de la vida diaria y desarrollar práctica deportiva. [2]. Esta patología suele cursar con dolor que puede llegar a ser de carácter persistente, inestabilidad mecánica ya que el movimiento excede los limites fisiológicos normales y sensación de inestabilidad funcional que puede ocasionar esguinces de carácter recurrente, esto último es debido a que se produce un déficit y una alteración en la propiocepción y el control neuromuscular [3] [4].
Las principales causas de la inestabilidad crónica de tobillo son:
- Disminución capacidad propioceptiva debido a la pérdida de mecanorreceptores de la capsula articular, ligamentos y tendones del complejo del tobillo.
- Disminución de la fuerza muscular de los músculos inversores y eversores del tobillo.
¿Cómo se soluciona?
A la hora de abordar esta patología debemos de conocer si la inestabilidad viene inducia por la laxitud de los ligamentos y se trata de una inestabilidad mecánica o si se trata de una inestabilidad funcional y las causas son las que hemos visto anteriormente, esto será fundamental para guiar el tratamiento adecuado [5].
Se debe realizar un examen físico en el que evalúe la movilidad del retropié y la fuerza de la musculatura eversora(peroneos). También es necesario comprobar en caso de signos de laxitud de los ligamentos, se deben realizar pruebas de estabilidad como el cajón anterior o la prueba de inclinación de astrágalo. En pacientes con este tipo de patología la propiocepción esta bastante alterada, para evaluarla podemos realizar la prueba de Romberg modificada [6].
El entrenamiento del equilibrio y del trabajo del sistema sensoriomotor es una parte importante de protocolos actuales de RHB para inestabilidad crónica de tobillo. Ejercicios de foot core para trabajar la musculatura intrínseca del pie o ejercicios estabilizadores y propioceptivos de tobillo como el Star Excursion se han sugerido como un trabajo bastante completo para la RHB de la inestabilidad crónica de tobillo cuyo objetivo final es trabajar desde un punto de vista globalel ROM, la fuerza, la propiocepción y el control control neuromuscular junto a posibles especialidades necesarias como piscina o ejercicio terapéutico [7].
Bibliografía
1. Gaddi D, Mosca A, Piatti M, Munegato D, Catalano M, Di Lorenzo G, et al. Acute Ankle Sprain Management: An Umbrella Review of Systematic Reviews [Internet]. Vol. 9, Frontiers in Medicine . 2022. Available from: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2022.868474
2. Herzog, M. M., Kerr, Z. Y., Marshall, S. W., & Wikstrom, E. A. (2019). Epidemiology of Ankle Sprains and Chronic Ankle Instability. Journal of athletic training, 54(6), 603–610. https://doi.org/10.4085/1062-6050-447-17
3. Chen, E. T., Borg-Stein, J., & McInnis, K. C. (2019). Ankle Sprains: Evaluation, Rehabilitation, and Prevention. Current sports medicine reports, 18(6), 217–223. https://doi.org/10.1249/JSR.0000000000000603
4. Doherty C, Bleakley C, Hertel J, Caulfield B, Ryan J, Delahunt E. Recovery from a first-time lateral ankle sprain and the predictors of chronic ankle instability: a prospective cohort analysis. The American journal of sports medicine. 2016 Apr;44(4):995-1003.
5. Gribble PA, Delahunt E, Bleakley CM, Caulfield B, Docherty CL, Fong DT, et al. Selection criteria for patients with chronic ankle instability in controlled research: A position statement of the International Ankle Consortium. J Athl Train. 2014;49:121–7.