
Dolor lumbar inespecífico: mitos y realidades
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Tabla de contenidos
- 1 ¿Por qué nos duele la espalda?
- 2 ¿Y si no hay daño? El diagnóstico de lumbalgia inespecífica
- 3 ¿Qué hay en la zona lumbar?
- 4 El dolor no siempre es sinónimo de daño
- 5 Neurociencia: una mirada más completa al dolor
- 6 Entonces… ¿qué es un nociceptor?
- 7 El dolor lumbar es multifactorial
- 8 ¿Estar sentado causa dolor de espalda?
- 9 ¿El respaldo ayuda?
- 10 ¿El trabajo físico daña la espalda?
- 11 ¿Y los estiramientos?
- 12 Conclusiones clave
- 13 Referencias:
¿Por qué nos duele la espalda?
La gran mayoría de las personas ha experimentado algún episodio de dolor lumbar. De hecho, es la principal causa de discapacidad en el mundo y el trastorno musculoesquelético más común.
Aunque muchas veces el dolor es pasajero, el 35 % de la población sufre dolor lumbar crónico, y en mayores de 65 años la cifra asciende al 56 %. Se considera dolor crónico aquel que dura más de tres meses, aunque muchos especialistas prefieren términos como “dolor persistente” o “complejo”.
El envejecimiento conlleva un aumento natural de casos de dolor lumbar, lo que impacta en nuestra calidad de vida: bajas laborales, limitaciones físicas y reducción del bienestar.
¿Y si no hay daño? El diagnóstico de lumbalgia inespecífica
La medicina tradicional ha intentado siempre asociar el dolor a un daño estructural: músculo lesionado, inflamación o patología visible. Pero cuando no encuentra nada claro (lo que ocurre en el 90 % de los casos), se etiqueta como lumbalgia inespecífica.
Este enfoque mecanicista es limitado. Para entender el dolor, especialmente el lumbar, necesitamos una visión más global.
¿Qué hay en la zona lumbar?
La zona lumbar está formada por cinco grandes vértebras, discos intervertebrales, terminaciones nerviosas, ligamentos estabilizadores y una musculatura profunda. Esta combinación permite movilidad y estabilidad.
Nuestra bipedestación provoca dos cosas importantes:
El centro de gravedad se ubica entre L4 y L5, a la altura del ombligo.
Aparece una curvatura natural (lordosis) que protege las vísceras y distribuye la carga en el tejido óseo.
El dolor no siempre es sinónimo de daño
Una revisión de 2015 reveló que muchas personas asintomáticas presentan signos de “lesión” lumbar en pruebas de imagen:
A los 20 años, el 30 % tiene hernia discal.
A los 80 años, el 84 %.
Y ninguno de ellos presenta dolor.
¿Conclusión? Muchos de los cambios que vemos en las imágenes son normales con la edad, no enfermedades. Algunos autores incluso los llaman cambios adaptativos, no degenerativos.
Aun así, muchas clínicas siguen señalando estas alteraciones como la causa del dolor lumbar. ¿Cómo explicamos entonces el dolor en pacientes sin daño aparente?
Neurociencia: una mirada más completa al dolor
La neurociencia propone un modelo más integrador. Para Lorimer Moseley, el dolor es:
“Una experiencia compleja cuyo objetivo es proteger el cuerpo ante un peligro real o potencial”.
Es decir, el dolor no siempre indica daño, sino una percepción de amenaza, influida por factores como el estado emocional, el estrés, la memoria, el sueño o las expectativas.
Como dice el neurólogo Arturo Goicochea:
“Pain is in the brain” (el dolor está en el cerebro), no en el tejido.
Ejemplo clásico: el síndrome del miembro fantasma, donde una persona siente dolor en un miembro amputado.
Entonces… ¿qué es un nociceptor?
Los tejidos no tienen sensores de dolor. Lo que tienen son receptores químicos, térmicos o mecánicos. Estas señales viajan al cerebro, donde se interpreta si deben generar dolor o no.
Esto explica por qué dolor ≠ daño. Es una señal de alarma, no una radiografía del tejido.
El dolor lumbar es multifactorial
Factores que pueden aumentar o disminuir la percepción del dolor:
Estrés y ansiedad
Falta de sueño
Malas experiencias previas
Expectativas negativas
Alimentación
Sedentarismo
Es clave dejar atrás la visión reduccionista del dolor y entender al paciente como un todo. Biología, psicología y contexto social se entrelazan.
¿Estar sentado causa dolor de espalda?
Un estudio en Kenia mostró que los niños rurales (que no usan respaldo) tienen la espalda entre un 21 % y un 41 % más fuerte que los niños urbanos que sí usan respaldo.
En Occidente pasamos entre 8,5 y 12 horas sentados al día, y ese tiempo ha aumentado un 43 % desde 1965.
El biólogo Daniel Lieberman analizó a los hadza, una tribu que también pasa mucho tiempo sentado, pero de forma activa (cocinando, cuidando, cavando…). Resultado: apenas sufren de dolor lumbar.
¿El respaldo ayuda?
Revisiones científicas sobre sillas con apoyo lumbar concluyen que reducen la activación muscular y, aunque son más cómodas, no hay evidencia sólida de que disminuyan el dolor lumbar. Esto refuerza la idea de que el dolor no solo tiene causas biomecánicas, sino también psicosociales.
¿El trabajo físico daña la espalda?
Sorpresa: no.
Los agricultores de países con bajos ingresos, que hacen trabajos físicos exigentes, tienen 2 a 4 veces menos dolor lumbar que las personas sedentarias de países desarrollados.
Un estudio global analizó 204 países:
EE.UU.: el más afectado por dolor lumbar crónico (13,4 %)
India: el menos afectado (5,3 %)
La actividad física regular es una de las claves.
¿Y los estiramientos?
Otro mito. La literatura científica no ha demostrado que los estiramientos prevengan lesiones o reduzcan el dolor lumbar.
Lo importante es la movilidad articular (ROM), que se puede mejorar tanto con estiramientos como con trabajo de fuerza en todo el rango articular.
Conclusiones clave
El dolor lumbar no siempre tiene una causa estructural. Debemos abordarlo desde un enfoque integral, no reduccionista.
Evitar el movimiento fragiliza a los pacientes. El ejercicio, especialmente el trabajo de fuerza, es clave para su recuperación.
La postura no lo es todo. Lo importante es variar de postura y moverse frecuentemente.
El core importa. La estabilidad articular y el entrenamiento del core son fundamentales para una espalda saludable.
Referencias:
Chiu C-C et al. (2014) The probability of spontaneous regression of lumbar herniated disc. Clinical Rehabilitation.
Brinjikji W. et al. (2015) Imaging features of spinal degeneration in asymptomatic populations. AJNR.
Moseley L, Butler G. (2013) Explain the pain. NOIgroup.
Goicochea A. (2023) El dolor crónico no es para siempre. Penguin.
Castillo ER et al. (2016) Back strength in rural vs. urban Kenyan children. AJHB.
Lieberman DE. (2015) Back pain in evolutionary perspective. Evolution, Medicine and Public Health.
Curran M. et al. (2015) Backrests and muscle activation. Human Factors.
Afonso J. et al. (2021) Stretching vs strength training to improve ROM. Frontiers in Physiology.
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