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El dolor en la cara lateral de la cadera es un síntoma bastante común en ciertos grupos poblacionales. Generalmente, se trata de pacientes con sobrepeso, mayores de 45 años, con episodios recidivantes o episodios previos de dolor lumbar y en ocasiones habiendo sufrido traumatismos directos sobre la cara lateral de la cadera.
Suele ser un dolor de carácter crónico o subagudo (de más de 3 meses de duración) que se presenta al cargar el peso sobre la pierna afectada o mantenerse durante un tiempo de pie y al realizar movimientos de la cadera como la abducción y la rotación externa. Aunque la región más sintomática es la cara lateral de la cadera, en ocasiones puede presentarse irradiación del dolor a lo largo del recorrido lateral del muslo o a la nalga. 1,2
Es habitual a la hora de ir a consulta médica confundir el síndrome del trocánter mayor (STM) con otras patologías menos comunes de cadera y de la región lumbopélvica, tales como trocanteritis, bursitis trocantérea, síndrome del piramidal, ciática, tendinitis glútea e incluso con radiculopatía lumbar provocadas por hernias discales. Debido a la difusa etiología y presentación de los síntomas del STM, es importante realizar un diagnóstico diferencial. 2,3,4
Según demuestran diversos estudios científicos llevados a cabo por médicos, fisioterapeutas y expertos en diagnóstico por imagen, el STM podría estar causado por diferentes puntos gatillo miofasciales (PGM) localizados en algunos músculos, tales como el glúteo mayor, el glúteo medio, el glúteo menor, el piramidal o piriforme, el tensor de la fascia lata o cintilla iliotibial, el cuadrado lumbar, el vasto externo del cuádriceps y el músculo iliocostal lumbar, según los mapas de dolor referido y las relaciones anatómicas de estas estructuras. 1,4
La tendinopatía glútea o un déficit funcional de éstos músculos, traducido en un aumento de carga mecánica en sus tendones y en el tensor de la fascia lata, lo cual provoca inestabilidad de cadera y de rodilla, puede resultar en dolor en la cara lateral de la cadera e incluso llegar a afectar a la rodilla, lo cual es otro factor importante a la hora de diagnosticar STM.
A la hora de realizar un diagnóstico diferencial satisfactorio, será muy importante la entrevista con el paciente, donde obtendremos información acerca de las características del dolor, la aparición del mismo, situaciones que lo intensifiquen o lo alivien, etc. Se debe comprobar la estabilidad funcional de cadera y lumbares del paciente, la presencia de bandas tensas y puntos gatillo miofasciales en los músculos antes citados y realizar algunas pruebas ortopédicas específicas para descartar otras patologías tales como bursitis, fracturas, lesiones articulares o radiculopatías. En estos casos, la complementación del diagnóstico mediante pruebas de imagen, como radiografías, ecografía o resonancia magnética nuclear es útil para asegurar un buen diagnóstico. 1,6
El tratamiento de primera elección a seguir en el SDT debe ser siempre el conservador. La fisioterapia debe ir orientada a disminuir el dolor, mejorar el trofismo de la musculatura implicada y mejorar mediante terapia activa la funcionalidad, estabilidad y propiocepción en cadera, rodilla y región lumbopélvica. Cuando realmente hay presencia de inflamación en la bursa, el paciente puede verse beneficiado si s ele practica una infiltración de corticoesteroides. 7 Si ésta no diera resultado en la semana siguiente, no es recomendable realizar una segunda infiltración ya que su efectividad en ese caso va a ser casi nula.
En el Centro médico y de rehabilitación Premium Health & Sport contamos con un amplio equipo de profesionales que trabajan de manera multidisciplinar desde la fisioterapia, la medicina, la podología y la actividad física con mucha experiencia en tratar pacientes con síndrome del trocánter mayor.
Bibliografía:
1. Arteaga RL. Síndrome del trocánter mayor (STM). 2012. Hospital G.U Elche. [Enlace web]:
2. Ho, G. W. K., & Howard, T. M. (2012). Greater Trochanteric Pain Syndrome: More than Bursitis and Iliotibial Tract Friction. Current Sports Medicine Reports, 11(5), 232-238.
3. Lustenberger, D. P., Ng, V. Y., Best, T. M., & Ellis, T. J. (2011). Efficacy of treatment of trochanteric bursitis: a systematic review. Clinical Journal of Sport Medicine, 21(5), 447-453.
4. Strauss, E. J., Nho, S. J., & Kelly, B. T. (2010). Greater trochanteric pain syndrome. Sports medicine and arthroscopy review, 18(2), 113
5. Travell J G, Simons D G. Dolor y disfunción miofascial. Volumen 2. Editorial Médica Panamericana. 2004.
6. Blankenbaker, D. G., Ullrick, S. R., Davis, K. W., De Smet, A. A., Haaland, B., & Fine, J. P. (2008). Correlation of MRI findings with clinical findings of trochanteric pain syndrome. Skeletal radiology, 37(10), 903-909.
7. Brinks, A., van Rijn, R., Bohnen, A., Slee, G., Verhaar, J., Koes, B., & Bierma-Zeinstra, S. (2007). Effect of corticosteroid injection for trochanter pain syndrome: design of a randomised clinical trial in general practice. BMC musculoskeletal disorders, 8(1), 95.
8. Fuente imagen: [Enlace web]: http://elblogdepacogilo.blogspot.com.es/2008_11_01_archive.html