TERAPIA ACUÁTICA
La terapia acuática se basa en cuatro principios que son fundamentales para la recuperación de una lesión:
– Flotación: permite que las articulaciones tengan mayor rango de movimiento con menos dolor.
– Resistencia a la fuerza: a diferencia de lo que sucede en la tierra, el agua ofrece resistencia al movimiento en cualquier dirección.
– Presión hidrostática: mejora la circulación de la sangre reduciendo la inflamación y el edema en todas las partes del cuerpo que se encuentren sumergidas.
– Calor adecuado: disminuye la rigidez de las articulaciones y relaja la musculatura, lo cual ayuda a disminuir el dolor y aumenta el rango de movimiento.
La terapia acuática tiene numerosos beneficios en la recuperación de lesiones, así como en la mejora de la saludo.
– Mejora de la estabilidad y el esquema corporal.
– Potenciación de la musculatura que está o ha estado lesionada: dentro del agua podemos adelantarnos al trabajo en seco y comenzar con un trabajo precoz sobre las estructuras afectadas.
– Mejora del estado general del paciente, ya que el movimiento ayuda a que nos sintamos mejor.
– Mejora del patrón motor, haciendo que el movimiento sea más eficaz y evitando así las compensaciones generadas por la lesión.
– Mayor capacidad de relajación de la musculatura que está sumergida.
La terapia acuática está dirigida a toda la población que quiera realizar un ejercicio menos agresivo y con menos impacto, pero especialmente para todas aquellas personas que sufren o han sufrido cualquier tipo de lesión ósea o muscular, o que han sido intervenidas quirúrgicamente.









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